7 de febrero, día para resignificar

 




Llevo un rato sin escribir... ¿por qué? Aún no lo tengo del todo claro. Pero en general, creo que fue la suma de varios eventos desafortunados.

Por un lado, me sentí stalkeada por una persona que utilizó mi blog como desahogo emocional y como una pésima manera de canalizar sus enojos y frustraciones. Empezó a dejar comentarios re-gachitos en mis publicaciones y, la neta, cero tenía ganas de lidiar con las emociones de alguien desconocido que escribía de manera anónima. ¡Ni siquiera puedo lidiar con mis propias emociones a veces! ¡A veces me cuesta compartir mis emociones con las personas a las que amo! ... ¿Cómo podría manejar las emociones de un complete desconocide? Nooombre, ya no estoy para esos trotes. Pero eso sí... si estás leyendo esto: te mando pura buena vibra para que sanes tus heridas pronto y que el camino sea bondadoso.

Me saturé de chamba, tuve más responsabilidades que nunca, lo cual me hizo inmensamente feliz, pero me dejó poco tiempo para mis amistades, hobbies y proyectos personales. Así que, básicamente, mi atención el año pasado se centró en: familia, pareja y trabajo.

¿Qué quiero escribir hoy? En realidad, tampoco lo tengo tan claro. Solo abrí Blogger, quizá para saludarte, quizá solo para empezar a escribir y ver dónde me lleva esto. Quizá porque me siento un tanto nostálgica, ya que los 7 de febrero ahora son días de remembranza.

Durante aproximadamente 10 años, el 7 de febrero fue una fecha muy especial para mí y para varias personas que me rodeaban. Planeábamos durante aproximadamente 2-3 meses cómo hacer del día algo extraordinario porque era el aniversario del lugar para el que trabajaba. Toda la planificación consistía en pensar en conceptos, trabajar con un diseñador gráfico, invitar a "influencers" a participar en campañas, organizar activaciones, trabajo, labor social... muchas cosas. Todo el evento se centraba en el qué hacer de miles de personas que entregaban su corazón, su alegría, su amor, su profesionalismo, su carisma, su escucha, su compasión, su gratitud al menos una vez al mes. Para mí, era una forma hermosa de honrar tantas horas de servicio y entregar lo más chingón que tenemos: a nosotres mismes.

Años más tarde, veo todo de manera diferente a como fue. Es como si estuviera saliendo de mi propio cuerpo para escuchar y entender historias que nunca comprendí, dolores que no experimenté e incluso risas que no disfruté. Ahora, puedo observar desde un poquititito más lejos a tantas personas que hacen cosas increíbles con tanto amor y pasión. Desde aquí, siento una profunda nostalgia y gratitud hacia quienes me acompañaron, pero también hacia quienes me juzgaron y me hicieron aprender.

Veo esfuerzos inmensos por crear nuevas cosas, establecer nuevos paradigmas, encontrar nuevas soluciones e involucrar a nuevas personas. Veo también muchos esfuerzos por hacer que quienes no tienen nada que ver sean responsables, veo la necesidad de encontrar culpables y consecuencias. Veo historias en Instagram, TikTok, en transmisiones en vivo... veo el esfuerzo desesperado por construir, por no perder, por no rendirse, por continuar, por no soltar, por amar, por dar, por seguir valorando, por prevalecer, por avanzar. Y desde aquí... donde al final me he quedado como una observadora, asombrada de la enorme capacidad de los seres humanos para dar, también alcanzo a ver el enorme deseo de hacer todo a lo grande, hermoso, brillante, sobresaliente, de "ganar" y competir.

No sé si es que estoy a meses de cumplir mis primeros 40 años y que ando filosófica, y ahora, eso que deseaba que fuera grandotototote y llegara a todo el universo, que llegara a cada corazón, y que he sido una voluntaria activa desde los 12 años, no solo de nariz roja, de iglesia, de comunidades, de penitenciarías, personas con discapacidad, LGBTQ+, reforestaciones... de ayudas aquí y allá... ahora veo que no se trata de hacerlo todo a lo grande y ver "quién hace el bien mejor", sino de cómo puedo hacer lo que hago con más personas cada día, sanando los problemas que tengo con las personas que tengo a mi lado, siendo asertiva, escuchando cómo se sienten las personas que amo, cómo se siente mi pareja, mi mamá, mi hermana, mejorando mi relación con mi papá, perdonando a quienes no pude perdonar antes, dejando el rencor, confesando pequeñas mentiras "piadosas", llevándola chido con mis ex y las personas que amé... abriendo la puerta a esta persona que dedicó tantas horas a dejar mensajes en mis publicaciones y diciéndote: aquí hay un espacio seguro, y cuando estés liste... hablemos en paz. La gran batalla es contra mis propios egos, mis propios rencores, mis propios demonios.

 Veo tantos logotipos nuevos enfocados en la misma causa con tanta pasión y me pregunto... ¿estamos listes para llevar algo a sus máximas consecuencias? Cuando aún tengo rencores que sanar, egos que domar, humildades que experimentar, áreas de oportunidad, talento que hacer brillar.

Escucho historias de "no me dejaron hacer esto, no me dejaron hacer aquello, no me dejaron hacer lo otro" y mi pregunta es la misma: ¿y qué haces que sí puedes hacer? ... ¿conociste a tus vecinos?, ¿tu hermana sabe que la apoyas en sus proyectos?, ¿tu amiga sabe que en ti encuentra a alguien que no la va a juzgar?, ¿hablas con franqueza cuando tienes incomodidad?, ¿reconoces cuando te equivocas?, ¿pides perdón?, ¿corriges tus errores?, ¿pides ayuda cuando la necesitas?, ¿das sin esperar recibir a cambio?, ¿enseñas a los demás a brillar en lo que tú brillas?, ¿lo que haces es original o es una copia de alguien que no sabe que lo copias?, ¿tienes conversaciones incómodas?, ¿dejaste de referirte a la chica que no te cae bien como "tu tía"?, ¿le agradeciste a tu ex jefe todo lo que te enseñó y gracias a quien eres profesionalmente aunque la situación se complicara al final?, ¿intentaste entender mejor a "la intensa" de tu oficina que te saca de quicio?, ¿dejaste de maldecir a la vecina que estaciona su coche bloqueando el tuyo?, ¿preguntaste a tu amigo que se alejó... por qué se alejó?, ¿estableciste límites saludables? ... porque... quizá no te dejaron hacer ciertas cosas, pero... ¡tenemos mucho por hacer!

Que este día, hoy y siempre, me sirva como recordatorio de que la mejor manera de servir a otros está en la capacidad de servirme a mí misma y a las personas que me rodean. Que este día me recuerde que la humildad y el ego son fuerzas poderosas en mí que debo trabajar todos los días para poder servir mejor cada día. Que este día me recuerde que la integridad es algo en lo que quiero seguir chambeando todos los días, y que sí... hay algunos días en los que la cago terriblemente, pero aún tengo mucho tiempo para seguir corrigiendo eso que no me sale bien.

Que me sirva para vivir en una comunidad llena de corazones que se hacen florecer.

Febrero 7, 2024





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