Las estrellas deben brillar donde iluminen más



"Dicen las estrellas que nosotros somos los fugaces"

Para ti mi querido amigo, 

Sí, la vida es tan sólo un pequeño instante de los miles de millones de años con los que cuenta el universo. Somos una aguja en un pajar en la inmensidad cósmica. No te lo digo con una intención hippie, te lo digo porque es realidad.

¿Porqué nos duele hablar de la muerte?, ¿porqué nos aferramos tanto a estar vivos?, ¿porqué tenemos tantas ganas de permanecer jóvenes?. Nadie se atreve a decir abiertamente, por más té verde, y vitamina C que tomemos y lagartijas que hagamos: no somos inmortales. 

No recuerdo si te conté que mis abuelos vivieron una parte de la Guerra Civil en España y otro tanto de Segunda Guerra Mundial en Francia. A abuelita Mary le chocaba hablar de ello, e incluso notabas cómo su cuerpo se tensaba cada vez que lo mencionaban. A abuelita Emilia, no puedo decir que le encantara hablar sobre la guerra, pero si creo que fue una gran manera de hacer catarsis sobre lo que vio, lo que sintió y lo mucho que le dolió. Trato de pensar en esto que estamos viviendo y pienso que hoy el olor, el ambiente, la actitud, los sentimientos que estamos experimentando son lo más parecido a lo que yo escuché de las historias de la guerra: luto, dolor, incertidumbre, falta de empatía, tristeza, personas escapando, negocios cerrando, desempleo, clasismo, resiliencia, enojo, injusticia. 

Solemos evadir el dolor, todo lo que podemos, buscamos estar en cualquier lugar menos el que nos está lastimando. Es lógico ¿quién tiene ganas de sufrir?, ¿de llorar?. No tengo idea de cómo estar en duelo, incluso noto lo mucho que me presiono para lograr pasar ese momento tan pronto como pueda. (sobre todo ahora que diario me entero de un nuevo caso, de un ser querido para mi o para mis seres queridos) y hoy está siendo cada día complicado pasarla, por que al pasarla... de nuevo lees la misma historia. 

Ya sé que lo más natural es aprender a sobrellevar una pérdida, y claro... conforme pasa el tiempo la presencia física es más y más claro como se convierte en una presencia espiritual y parte de la dinámica. Cada vez que veo una hortensia yo pienso que la abuela está acompañándome, unas veces en momentos muy felices, otras veces en momentos inmensamente tristes como lo fue el jueves pasado que me despedí de un gran amigo. Cada vez que huele a gardenias pienso en abuelito Pepe, él se aparece en mis momentos de descanso o cuando estoy verdaderamente concentrada en algo... de repente se paseaba por la oficina, pero mayormente da sus rondines en mi recámara por las noches. Otros se aparecen con sabor a frijolitos o en una mula de seises, o pasitas con chocolate y flores extrañas en lugares extraños. Poco a poco he aprendido a notarlos, a vivir junto a todas esas hermosas personas que me han acompañado en grandes momentos de mi vida y ahora sé que no han dejado de hacerlo, y les hablo, les pido, les agradezco, les pienso... ¡sé que están aquí! (es curioso que justo ahora que escribo percibo el olorcito que te acabo de contar). Ahora que lo pienso quizá aparecerás en olor a carne asada, con sabor de cebollita de cambray o en la forma de una inmensa montaña en el bosque.  

A veces creo que es mi mente, sí. Aunque me parece mucho más divertido y gratificante que sea mi corazón y mi espíritu echándose un salto al cosmos recordándome la inmensidad del universo y lo pequeño de mi permanencia aquí. 

He llorado de impotencia, de tristeza, de enojo y de gratitud he pensado cualquier especie de probabilidades (algunas más psicóticas que otras) pero al final, soy un ser de análisis: te fuiste, porque aprendiste todo lo que debías aprender, aprendiste a desnudar el alma, a ver sin prejuicios, a tener la mente flexible, estar aquí y ahora, no tomarlo personal, a batallar con la ansiedad y la depresión. Aprendiste a amar a tu cuerpo, a ser vulnerable, a compartir con quien amas de manera incondicional. Aprendiste a madurar: en pareja, en familia, en profesión, en vivencias; aprendiste a agradecer, a apreciar la dulzura, a comer balanceado y nutrido, a fortalecer tu sistema con comida. A confiar, a ser todo lo humanamente humano que pudiste.

Pensé también que ante lo que viene con la humanidad, el universo escogió a las personas más chidas, entregadas y las que dan más luz (bueno, y por supuesto... con mi teoría anterior, también a las más sabias) para que no lo vivan, como en la prepa cuando exentas por sacar puro 10. ¡Pienso que sacaste puro 10 NERDO! Friega para quienes tenemos que echarle ganas para pasar el exámen. 

Hay corazones con tanto brillo y resplandor que tienen que irse a iluminar otro rinconcito del universo más obscuro que éste. Hay gente que simplemente va a alumbrar a otras personas, a otros seres, a inspirarles, a acompañarles con amor, a ser un Pepe Grillo que dice "yo creo que debes leer esto", "creo que ahí no es", a enseñar a otros a bailar, a cantar, a escalar, a amar, a demostrar en otras Galaxias que el amor eterno existe, y se demuestra escuchando, aprendiendo, siendo flexible como el agua, enseñando, siendo paciente y disfrutando cada paso con absoluta entrega y confiando, confiando un montón.  

Leí esto y me hizo mucho sentido: "Cuando estás en un jardín ¿qué flores escoges? -Las más hermosas". ¡Ah pero cómo duele! y qué difícil de entender ¿no?. 

Eres una estrella, y las estrellas deben brillar donde iluminen más. ¡Gracias por iluminar tanto y de una manera generosa y compasiva! Gracias por inspirar, por ponerme los estándares del amor bien (pinches) altos, por las risas, por las chelas, por la carnita asada, por los vinos, por los juegos, por las pláticas, por la sabiduría, por las ensaladas con queso de cabra, por la nadada, por los paseos, por los museos, por los desayunos veganos, por los disfraces, por las visitas, por querer a mi familia, por dejarme compartir con la tuya, por las gomichelas, por cuidar de ti como algún día te lo pedí para poder cuidar a la Caro! ¡Gracias por amarla intensamente aun ahora! ... ¡Gracias por quererme tanto! 

¡Aquí cuido de tu vieja, que como sabes, es una guerrera indestructible y sé que no la soltarías jamas! 


Caro, Eydar: 

les amo muchísimo





 


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