Tan estúpidos humanos

The Philosophy of Destruction - Ronan Clevenger - Medium

¿Recuerdas aquella vez que un virus nos encerró por meses en casa?, tiene tanto tiempo que apenas logro recordar la sensación de lejanía que sentí aquella vez y el trabajo que me costó. 

Cada vez que trato de recordarlo solo puedo pensar en todas aquellas promesas que me hice que no cumplí y que ahora me arrepiento. A veces, los seres humanos tenemos que pasar un montón de sufrimiento para al final de cuentas, ni así entender nada. 

Pasamos toda la vida prometiendo que vamos a cambiar, que ahora si voy a ponerme las pilas, que ahora si voy a hacer, que ahora si te voy a valorar en vez de dedicarnos a realmente hacerlo. Pasamos la vida poniendo pretextos, sobre todo el económico ante muchas cosas que queremos hacer. Juzgamos a otros sin voltear a vernos primero, qué fácil es señalar lo que el otro no hace sin notar que yo tampoco lo hago. 

Aquella ocasión me esforcé tanto por obligar a mi cuerpo a hacer ejercicio, a moverse, lo obligué con unas fuerzas enloquecidas, la fuerza que te dan unos meses de encierro... recuerdo los videos de Youtube que encontré, los amigos dispuestos a dar sus clases para que mi cuerpo se mantuviera activo más allá de caminar los 10 pasos que implican caminar de la recámara al comedor.  Juré nunca más dejar ese hábito, juré que el pretexto jamás sería el dinero, la ocupación, la flojera o el tamaño del gym. 

Podía obligarme a comer saludable, o al menos, un poco más saludable de lo que como regularme, comprar cosas nutritivas no fue tan complicado, Sí, sin duda me comí algunas cosas de gordita, o unas cuantas cervecitas, algunos días unas cuentas de más... pero mi metabolismo mejoró... Juré cuidar mi alimentación. 

Pasé tanto tiempo, tan agradable con los míos, jugué juegos de mesa, cantamos, aprovechamos y agradecimos inmensamente la oportunidad de poder tener contacto de poder ver en vivo y a todo color a los que estaban cerquita, a quienes podía abrazar, con quienes podía reirme sin "delay". 

Incluso recuerdo haber tenido más contacto con mis amigos, a quienes de por sí ya veía poco... y los sentí más cerca, el pretexto del tiempo ya no era pretexto, hubo muchas videollamadas, que suerte que esas "ligas" no costaban; de otra forma hubiese sido una fortuna.

Me sorprendí de lo disciplinada que puedo ser, y que la mayoría de las veces, no delimito mis tiempos como debería... me juré ser más organizada con mi tiempo... aún no puedo lograrlo. Me puse horarios para todo, de levantar, desayunar, meditar, hacer ejercicio, trabajar, recreación... sabiendo que ese horario es flexible y que si un día se me antojaba no hacer nada, podía no hacerlo. 

En ese tiempo, pude meditar dos veces por día 20 minutos (un rato por la mañana, un rato por la tarde, eso liberaba un poco mis niveles de ansiedad y me hacía permanecer en el aquí y el ahora. Sin duda, sé los muchos beneficios que me da, sé que me hace bien, en la realidad, aunque sé el beneficio que tienen esas pausas, no sé porqué sigo sin aprovechar que eso solo depende de mi, no cuesta, no necesito ir a ningun lugar, solo requiero decidirlo y ya. 

Aprendí tanto, tomé cursos que quería, pero no había "tenido tiempo", "dinero" o ganas... Vi tanto arte: y digo arte porque pude apreciar el doble de leer un libro sin estar en un autobús,  pude ver una serie sin estar presionada porque ya es hora de dormir, vi películas con la paciencia y el ojo que tiene alguien que solo tiene que hacer eso; escuché música nueva, música que me trae buenos recuerdos, que me hace cantar, reír, soñar... incluso, te confieso... un día, tal y cómo lo hacía en mi adolescencia, puse la música a todo volumen, me senté en el piso de mi habitación y leyendo la letra, como cuando los discos tenían el cancionero, me puse a cantar. 

En tiempos del Coronavirus, logré ser clara y pedir a la gente que no me enviaran información a mis redes sociales sobre el virus... ¡ojalá tuviera esa facilidad para pedir que dejen de mandarme chistes misóginos!, logré decir "que buena idea vernos, pero ahorita no es un buen momento", logré responder cuando quería hacerlo, o esperar un tiempo para responder lo que en verdad sentía. 

Jamás valoré a un médico como en ese momento, ni a la persona que atiende en el super, a un mensajero, un enfermero, jamás valoré tanto como ahora a quienes se dedican a ayudarnos a ejercitarnos, a quienes comparten su talento, a quienes a diario se esfuerzan por servir, a quienes desde el gobierno pretenden guiarnos (la gran mayoría de veces sin respuesta positiva), a quienes se dedican al entretenimiento, a la comedia, a quienes se dedican al bienestar. Jamás valoré tanto cómo lo hice en tiempos del virus. 


Agradecí todos los días tener un plato de comida en frente 3 veces al día, agradecí todos los días poder pasar el día en casa, agradecí tener dinero para comprar mis cosas, que mi familia estuviera a salvo, que mis amigos estuvieran con salud. Agradecí tener una computadora, un celular para poder pasar los ratos de ocio, pero también para mantenerme comunicada. Agradecí saber leer, poder escribir. Agradecí la magia que hace la música, pero también la magia del silencio. Agradecí a quienes están en mi vida y que se que cuento con su apoyo y a la vez a quienes ya no están y dejaron de estorbar, la oportunidad de seguir aprendiendo, las posibilidades de hacer y deshacer, tener un trabajo que amo (y que efectivamente, haría aun si no me lo pagaran), agradecí mi actitud y optimismo en momentos de crisis y a la vez la quietud que puedo llegar a tener. Agradecí los aplausos de los logros obtenidos, la oportunidad de servir y ser útil. 

Nos volvimos tan conscientes de lo inconscientes que somos, por unos meses nos volvimos responsables de nuestro propio bienestar, por unos meses dejamos de juzgarnos tan severo. Tan solo por unos meses nos dimos cuenta de la responsabilidad que tenemos de cuidar el mundo en el que vivimos, a nuestras familias y a nosotros mismos.  Por unos meses supimos que tal vez somos tan pequeños, tan reemplazables, tan vulnerables, tan volátiles, frágiles. Tan estúpidos humanos.  





Entradas populares