¡Quiero cambiar el mundo a carcajadas!

Te parecerá chistoso que te lo mencione pero, ¿sabías que no somos los únicos en el planeta queriendo cambiar el mundo con sonrisas? No somos los únicos con nariz roja y chispita en los ojos cantando en hospitales, bailando, abrazando, sonriendo y compartiendo alegría; no somos los únicos con una bata blanca, con una flor en la cabeza, pantalones de cuadros, anteojos chistosos, o calcetines de rayas.


Dr. Clown Canadá, tiene como misión mejorar la calidad de vida en hospitales por medio de la ternura, y payasos terapéuticos que combinan la complicidad, el juego y la imaginación. Dr. Clown tiene médicos de la risa como nosotros, dispuestos a recetar sonrisas a los pacientes que se les pongan enfrente. 

En el sistema de salud canadiense tienen presupuestado el programa de Risaterapia, por lo cual van médicos de la risa repartiendo risa, buen humor y juego, a niños y adultos. No sólo con habilidades artísticas profesionales, también con talleres psicosociales y artísticos. Todos los años Dr. Clown invita a nuevos artistas a integrarse en su equipo y les proporciona la capacitación necesaria para hacer esta hermosa labor.

¿Cómo fue mi visita con Dr. Clown? Contacté con ellos por mail, al buscar en internet qué se hacía en Canadá al respecto. Melissa Holland, directora artística de Dr. Clown en Montreal, me escribió diciendo que podría ir a conocerlos en Québec y saber un poco más de su labor en Canadá, me puso en contacto con Flavia, la Dra. Bibitte, con quien tuve un almuerzo excelente hablando de lo que hacemos en México y lo que hacen en Canadá. La diferencia en sí radica en que aquí somos voluntarios y allá es un trabajo, por lo que no hay tantos médicos de la risa como los habemos aquí.

Después nos fuimos al Hospital Foyer Loretteville, que es un asilo para adultos mayores, dónde conocí a Jean Marie, el Dr. Grand Galan, quien junto con la Dra. Bibitte se personificaron y prepararon de una manera diferente al hoyo negro. Ellos hacen ejercicios de calentamiento físico, con lo que quedaron listos para  platicar con uno de los enfermeros quien les dio la base de datos de todos los pacientes del piso y les deseó suerte en la visita.

De ahí el resto es historia. Pasamos cuarto por cuarto a visitar a la gente, y aunque el idioma me limitó muchísimo para poder interactuar, por las pocas palabras que entendí en francés, los bailes y los ojos llenos de alegría fueron completamente internacionales. Saber que hablaban de los nietos, de los hijos, saber que jugaban a que los dos médicos de la risa que estaban ahí estaban enamorados y pedían consejos de amor como lo he hecho yo al visitar a alguna viejita, bailar canciones de muchos años atrás, la sonrisa de un señor al despertar con una nariz roja en frente, ver esos ojos llenos de luz es la manera que tengo de saber que estoy bien haciendo la labor que hago y que no estoy sola haciéndola, porque somos muchos los que participamos para lograr un cambio, somos muchos los que confiamos en que la risa y el buen humor son la clave para vivir en un mundo mejor.

Después de esto pasamos a la sala de espera, donde cantamos y bailamos con todos los que estaban allí viendo la tele. Tenían maracas, flautas, triangulito, éramos una gran orquesta bailadora activando risas, juego y energía a todas esas personas que estaban con nosotros, desde la señora que sonreía tímidamente, hasta el señor que jugaba con su bastón al compás de la música que salía de la guitarra de nuestros nuevos amigos.

Finalmente, la Dra. Bibitte  y el Dr. Grand Galan dejaron sus narices rojas, y así terminamos la visita. Ellos prepararon un reporte para las oficinas centrales de Dr. Clown y nos despedirnos con un gran abrazo y  la promesa de seguir con esta gran misión que se nos ha puesto enfrente, en la que todos creemos fielmente y que nos llena de satisfacción:  ¡Cambiar el mundo a carcajadas!

Dra. Serpentina
Raquel Origel Puertas

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