Y vivieron felices para siempre...
Hoy
platicaba con un muy buen amigo que no sabemos a quien se le ocurrió esa loca
idea de hacernos pensar que enamorarse es pensar en el príncipe azul, en que nos rescatan, en que existen las medias
naranjas, en que el amor es solamente para un pareja ver como el
tiempo se detiene mientras lo ves a los ojos y que todo es mágico y su
finalidad es ser felices para siempre.

Y…
¿porqué nadie nos dice nada? Que fácil es acabar frustrado con esta expectativa
tan alta que tenemos del amor, “para siempre” es un chingo de tiempo ¿no?
resulta que si decido terminar con el novio entonces debo empezar de nuevo a
enamorarme de alguien, que se enamore de mi para encontrar el gratificante “y
vivieron felices para siempre”… y qué decir si se me ocurrió casarme y las
cosas no funcionaron por decisiones personales de forma de vida, desacuerdos
naturales de una pareja y no logramos establecer esa mágica conexión de
chispitas de colores, amor, respeto, confianza y perfección como para vivir
hasta que la muerte nos separe. ¿Qué
pasa si después de 25 años juntos decido que es momento de un cambio?, ¿está
mal?... ¿Debo crear una batalla campal? (ya saben a lo que me refiero:
abogados, discusiones, desacuerdos, gritos, pelea, familia dividida).
Este
concepto de amar a una sola persona hasta el resto de la eternidad me suena
increíble para un cuento de hadas; pero tengo millones de dudas al respecto,
que tampoco logro resolver.
Una
separación es algo súper complicado, lo entiendo, pero… si dejo de estar
enamorado (maripositas en la panza, efecto cara de baboso, risa de tonto… )
¿tengo que en automático dejar de querer, de amar, o en algunos casos… dejar de
sentir cariño por esa persona?
Si
elegiste a una persona para pensar en “vivieron felices para siempre” no nos
vayamos tan lejos… si lo elegiste como pareja, ¿no crees que es por que es
alguien increíble? No funcionamos, pero así como ustedes no funcionaron hay
muchas otras cosas que puede que no funcionen como una amistad, un trabajo… o
incluso una relación médico-paciente. Que no funciones para mi, no significa
que no funcione para nadie, que deba retirarle el habla, que lo odie o que se
convierta en “el/la innombrable”. Sé que
tu cuento para la eternidad tal vez necesite una segunda oportunidad, pero no
hay necesidad de vivir en el rencor.
¡Claro!
La despedida duele, el orgullo duele, pero contradiciendo a la Madre Teresa de
Calcuta, el amor no debe doler… el amor debería ser tan fácil como para que
“hasta que la muerte nos separe” no suene a tortura.
Si a
ese amor de pareja le sumas otros elementos que satisfagan esa sensación de
amor, como vivir en amor, el reto se vuelve un poco más interesante y
placentero.

Lo
que quiero compartirte en esto es: ama a todos y a todo como si no te fuera a
doler, ese dolor el día de mañana será aprendizaje, será lo que te haga más
receptivo, será lo que te haga más tolerante…
Baja
un poco la expectativa de “para siempre”, “hasta que la muerte nos separe”
“hasta la eternidad” y piensa en ser feliz hoy, estar juntos hoy, disfrutar lo
que tienes alrededor hoy y sentir maripositas en la panza por todo lo que te
rodea. Construye el amor y trabaja en el
todos los días porque lo puedes encontrar en pequeños detalles que te hagan
sonreír, lo puedes encontrar en
compartir con tus personas cercanas, lo puedes construir amando cada
imperfección que aparezca por tu vida, amando los retos, amando las diferencias
que tienes con otros.
Ya que hayas terminado de amar, sigue amando…
respetando y valorando cada segundo de los que te dio ese pequeño o gran amor
porque si tu lo elegiste estoy completamente segura que es porque valía la
pena.