Es muy fácil quejarse

Justo
ayer me sugerían dos grandes amigos leer el periódico, la verdad, no. ¿porqué?
Porque me da miedo ¿qué voy a encontrar? Puedo darme una idea… grandes lluvias
en el país y desastres naturales, algún presidente haciendo gala a su falta de cultura o nociones de gobernabilidad, maestros inconformes, campesinos inconformes, disgusto nacional, seguramente un
toque de futbol o deportes (que nunca veo en televisión), jamás puede faltar un toque de drogas y el narco tráfico que está cada día destrozando la nación,
cuestiones de iva, impuestos, evasión fiscal… y así podría citar varias cosas que seguramente aparecen en
un noticiero, en un periódico, en la radio y en cualquier medio de información.
¿Porqué
creo que leeré esto si abro las noticias de Google? Porque, mi termómetro por
muy tonto que suene, son las redes
sociales dónde cada vez leo más cosas como: “pinches maestros”, “que bueno que
ya no vivo en México”, “maldito tráfico”,
veo fotos de niños secuestrados, de mal trato animal, con frecuencia leo
sobre nuestra juventud y los hábitos y costumbres que cada vez marcan más la poca madurez que hemos alcanzado, leo sobre infracciones, sobre el mal sistema de gobierno, sobre la falta de congruencia en
los principales medios de comunicación de mi país, leo la inconformidad de la gente. Y la
verdad, me duele.
¿Qué
me duele?, me duele mucho que estas personas que utilizan las redes sociales
para criticar a mi país, que están inconformes, que no están de acuerdo con el
sistema, no están de acuerdo con muchísimas cosas… lo que hacen para manifestarlo
es… muy obvio y muy sencillo “postear en Facebook” está fácil, está cómodo, es un medio de
comunicación veloz, interactivo con mucho alcance, mucha gente se entera… ¡CLARO! … mucha gente nos enteramos…
pero la realidad a mi me encantaría saber qué es lo que estás haciendo para que
esa situación cambie… “pero yo no puedo hacer nada”… ¡Claro que
puedes hacer mucho! A penas escuché a un conferencista, Frydman, decir: “si crees que eres muy pequeño para
hacer la diferencia, seguro nunca haz pasado la noche con un mosquito”… Créeme… los maestros no se quitan del zócalo
con tu publicación de Facebook o Twitter, los baches de la ciudad de México, ni
tampoco el maltrato animal o el narco tráfico.
¿Quieres
hacer algo? Únete y apoya a alguna causa que, de plano, se subió las mangas para
trabajar por el bien de México, para meter las manos por un país en el que confía, por comunidades que tienen muchísimo potencial. No importa a qué, no importa cómo, ¡SUMA!...
deja de manchar mi país con tus publicaciones, con tus quejas, con tu
pasividad. Hay tantas causas, hay tantos motivos para hacer de este un mejor
lugar para vivir. Sólo en el DF hay más
de 5,629 Organizaciones de la Sociedad Civil de 23,451 (hablando sólo de las
que están registradas en el Centro Mexicano para la Filantropía) que surgen
justo de la inconformidad de gente como tu y como yo.

Quisieras
apoyar a la gente que fortalece todas estas causas? SIAC, Fundación Merced, Filantrofilia o la Junta de
Asistencia Privada, Ashoka. Son organizaciones de segundo piso dedicadas al 100% a impulsar a todas estas grandes ideas que luchan por la sociedad, luchan por que gente como tú y como yo con grandes ideas y propuestas puedan llevarlas a cabo.
Puedes consultar muchísimas iniciativas más en la página de Cemefi, en Filantrofilia, o así tal cual en Google buscando la causa que te late. Créeme, somos
muchos que tenemos muchas ganas de hacer nuestro país el mejor, sólo es cosa de
que investigues un poco. Y estoy completamente convencida de que puedes encontrar una causa que esté perfectamente alineada a tus valores, a tu manera de pensar, a tus ideales y a las cosas que a ti como individuo te encantaría ver a tu alrededor.

En
varias ocasiones he tenido la gran oportunidad de convivir con estas personas, que
en verdad… son asombrosas, lo que han hecho, sus planes, su visión de la vida, el amor que le impregnan a cada acción, las ganas con las que se capacitan, su participación ciudadana son de admirarse… ¿porqué no darle un empujoncito a una causa que también me
interesa de la cual reniego continuamente.
¡Es
mucho muy fácil quejarse, pero es mucho más padre hacer la diferencia!