Tal y como aprendí de ti



Hoy es de esos días en los que necesito tus palabras "lloras otro poquito, te secas las lágrimas y seguimos adelante... ¿ya acabaste?, ¡órale! ayúdame a llevarle la cena a tu abuelo" de esos días en los que necesito tu practicidad, tu fortaleza, tu inmensa fe en que el amor es aquel que dura una vida entera y se sirve en una charola de metal con un plato de manzanas cocidas con canela. 

Cuántas ganas de acercarme ti en tu recámara mientras estás sentada en tu silla jugando Solitario sobre la cama con esa luz tenue mientras abuelito ve las noticias, solo a estar contigo, a ver cómo juegas con esa baraja española despintada. Tenía tantas ganas de ver las venas de tus manos y estar contigo. 

Extrañé los recortes del Reforma con cosas que me gusta leer, la forma amorosa y anticuada de "compartir en mi muro" estaba hecha de papel periódico y una mirada esperando conocer mi "like" y si iba a "comentar" algo.

Hoy me hizo falta tu lasagna, el agua de tamarindo y tus ojitos verdes, me hizo falta el horrible olor a la sopa de ajo con pan sopeado que tanto te gustaba y que tanto asco me daba.  Necesité salir de la escuela y darte mi mochila para ir caminando a casa y en el trayecto contarte cómo me fue en la escuela, contarte si había pasado algo emocionante o alguien rompió mi corazón. 

Me levanté con unas ganas únicas de explicarte cómo guardar un nuevo número en tu celular y desesperarme porque no me entiendes. Me desperté con la necesidad de ayudarte a quitar la ropa tendida porque empezó a llover. ¡Con ganas de ayudarte a preparar buñuelos! 

Me hacen falta tus consejos de luchona y soñadora. Me hace falta verte sacar la lengua mientras enhebras la aguja. ¡Me hace falta escuchar tu máquina de coser! Me hacen falta tus regaños amorosos, tus palabras mágicas, tu risa, tus ideas creativas y dementes para sacarme de un problema. 

Extraño tu guía roji, extraño tu agenda de piel café llena de palabras que no entendía por tu manuscrita chueca. Me hacen falta tus plantas, tus macetas, tus maticas, tus hortensias. Extraño tus regaños por mis arrebatos enamorados y mi gran necesidad de hacer amigos y "caerle bien a los desconocidos". Quiero acompañar tu miedo a ir al dentista y que me ayudes a hacer la tarea. Necesito que me pongas una cobijita encima porque me quedé dormida y hace frío. 

Echo de menos que me hagas compañía mientras trabajo, que esperes conmigo a que mamá toque el claxon cuando llego, que leamos juntas las noticias, leer nuestros horóscopos y que comamos roles de canela y tomemos café con leche. Me dieron ganas de decirte que sigo creyendo aunque a veces no tenga suerte, que sigo intentando aunque no siempre haya confiado en quien tenía que confiar, sigo aprendiendo aunque a veces no tenga ganas de aprender.  

¡Que sigo secando las lágrimas de un mal día para seguir adelante y sonriendo! ¡Sigo viéndote en cada flor maravillosa que contemplo! 

Tal y como aprendí de ti. 








Entradas populares